El pasado 11 de febrero se conmemoró el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Como cada año, se realizan diferentes actos en todo el mundo para dar visibilidad al trabajo realizado por todas esas científicas y para que se fomente entre las niñas la elección de carreras profesionales, sobre todo, en las áreas STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics).
Y, ¿por qué en pleno siglo XXI es necesario que exista un día dedicado a la mujer científica y no al hombre científico?
Las estadísticas actuales demuestran que menos del 30% de investigadores científicos a nivel mundial son mujeres y sólo el 13% de los estudiantes de carreras STEM son mujeres.
Por lo tanto, este día contribuye a generar mayor interés entre las niñas y adolescentes, intentando eliminar la brecha STEM que existe actualmente.
Hay muchos factores que influyen en la elección de una carrera universitaria u otra, pero uno que, sin duda, está afectando a las mujeres para no decantarse por estas carreras son los prejuicios, la discriminación, los estereotipos, “supuestas incapacidades” y la no existencia de referentes femeninos. Tradicionalmente la estructura científica ha sido esencialmente masculina, incluso trabajos e investigaciones realizadas por mujeres han sido publicadas por hombres para adquirir más renombre y menos discriminación.
¿Qué puede aportar la Economía de la Conducta para paliar esta brecha STEM?
Una de las labores de nuestra mente es mantenernos vivos y a salvo, por lo que intentará siempre ahorrarnos energía. En este sentido, para tomar decisiones de una forma más ágil y energéticamente más eficiente, tomamos atajos mentales, llamados sesgos. Esta forma de pensar más básica o fácil hace que “nos fiemos” de nuestra primera percepción ante algo y no analicemos más en profundidad la situación.
Hay un sesgo muy importante que actúa en el tema que hoy nos ocupa que es el “sesgo de género”.
Todos en algún momento hemos utilizado o sido víctimas de este sesgo cuando nos relacionamos social o laboralmente, y es que a diario hay infinidad de ejemplos en el que se emplea este sesgo.
Por ejemplo, si una mujer tiene dotes de mando, se le dice que es una “mandona”, sin embargo, un hombre con dotes de mando es simplemente un “líder nato”.
Incluso, en el entorno familiar, con el supuesto afán de proteger a los hijos/as se utilizan estos sesgos inconscientemente y se les conduce a realizar carreras “más de hombres” o “más de mujeres”.
Una niña ante la decisión de iniciar una carrera STEM, tiene que escuchar frases como, “vas a ser la única chica de la clase”, “aunque consigas acabar la carrera, a un hombre con tu misma titulación le pagarán mucho más que a ti”, “de todas tus amigas vas a ser la única que va a estudiar ingeniería”.
Acercar el contenido de estas carreras en los colegios e institutos haría que se conocieran más y se motivara más su elección por parte tanto de niñas como de niños. Al introducirlo en edades cada vez más tempranas es posible eliminar la aparición de prejuicios de género a la hora de elegir una carrera universitaria o una futura profesión.
Nosotros como individuos sociales que somos, podemos aportar nuestro granito de arena siendo más conscientes ante posibles decisiones y reflexionar o autoanalizarnos para detectar si estamos utilizando este sesgo de género o no.
Te animo a tomar consciencia y a no sorprenderte cuanto te enteras de que tu amiga ha inscrito a su hijo a Ballet, o que tu compañero de trabajo tiene una hija futbolista, porque en la edad escolar, es donde se puede cambiar este paradigma y crear una sociedad con profesionales más diversos, donde haya más oportunidades, y, por ende, mayor crecimiento económico y mejor productividad.
Y es que, el TALENTO no entiende de GÉNERO, NI RAZA, NI CONDICIÓN.
Recuerda nuestro lema:
¡¡Planifica financieramente tu vida para decidir tu propio futuro!!
Nuestra satisfacción, tu poder financiero.